Augusto Lostaunau Moscol *
Colaborador Invitado
“Las nubes son el escape de gas de automóviles
invisibles”
Carlos Oquendo de Amat. (1925)
En 1913, Federico Elguera, ex Alcalde de Lima, publicó su
libro EL BARON DE KEEF EN LIMA, que fue una
compilación de una serie de
artículos donde ironizó la vida en la ciudad entre fines del siglo XIX e
inicios del siglo XX. Posteriormente, en 1919, Elguera publicó EL BARON DE KEEF
EN LIMA. SEGUNDA EPOCA. CHARLAS CON SORIA, que igual al primer libro, fue una
compilación de artículos donde resaltó la vida de los limeños, siempre con
humor e ironía.
En el primero de los textos indicados, Elguera dedicó
muchas líneas a la descripción de la ciudad, resalta por ejemplo “Y si hay
ciudad en la que debería tenerse la menor comunicación con las calles, es Lima,
pues allí todos los vecinos se preocupan de defenderse de los motines y
revoluciones, de los chinos que barren, de los perros y de los cobradores”. Es Lima
una ciudad donde históricamente, las calles han servido para todo tipo de
manifestaciones, principalmente las políticas y las demandas sociales. Los
Golpes de Estado al estilo de Nicolás De Piérola y sus montoneras entrando por
Cocharcas, fueron cosa común en aquellos años. Así mismo, las luchas de los
obreros por la jornada laboral de ocho horas diarias en enero de 1919 se
realizaron en las calles de la ciudad. Como también, el pueblo de Lima paseó al
candidato Augusto B. Leguía por las calles antes de ingresar a palacio. Las
multitudes de Lima siempre han encontrado en sus calles el mejor espacio para
hacer conocer sus demandas.
Otro aspecto descrito por Elguera, es la higiene o
limpieza de la ciudad. Sobre este tema escribió “Yo he pasado un día a las 2
p.m. por el centro de la plaza mayor; de esa que ostenta en su punto céntrico
una pila de bronce, coronada por el ángel (sic)
del juicio final con gorro republicano, y he visto, sobre el pavimento
un par de botines que habrían pasado por los pies de algunas generaciones de
mendigos...Y los he visto al día siguiente, y tres días después...En otras
calles, también he visto calzado viejo, trapos, papeles, y el diluvio, como la
cosa más aceptable, más decorosa y natural”. La falta del aseo público, del recojo
de la basura dejada o lanzada por los transeúntes y los habitantes de la
ciudad, la indolencia de algunas gestiones municipales frente al problema de la
basura, es un hecho histórico y lamentablemente repetitivo en nuestra ciudad.
Pero, no es solamente no arrojar desperdicios a las calles como tampoco, es
simplemente recoger desperdicios de las calles, es principalmente una educación
ciudadana del por qué no se debe ensuciar la ciudad, junto a una explicación
que vaya más allá de los simples argumentos estéticos para crear conciencia del
tema de la limpieza pública.
Y otro aspecto ligado a la higiene de la ciudad, Elguera
lo aborda de la siguiente manera “Un detalle, que no puedo olvidar es el de
cierto bastón que usaba el conde, y que se colocaba generalmente bajo el brazo,
sujeto por el puño consistente en una cabeza de bull-dog, que a la distancia
hacía el efecto de un perro vivo...¿Para qué carga usted ese animal? le
pregunté una vez...Para defenderme de los perros, me contestó. Y tenía razón,
porque Lima es una ciudad musulmana, dada la abundancia de estos animales...Es
preciso andar muy prevenido con ellos, principalmente después de las diez de la
noche, en que se reúnen y forman
regimientos compactos, para escabar (sic) las basuras que el vecindario aglomera
en el centro de las calles...En el día, el riesgo disminuye, porque caminan
aislados y dispersos, refrescando los quicios de las puertas, por mucho que sea
el azufre que se les ponga”. La descripción realizada por nuestro autor, nos deja percibir en forma detallada, el problema de la
abundancia de perros en Lima. No son simples mascotas que sirven para acompañar
a las personas. Los perros en Lima, son principalmente guardianes del hogar.
Frente a la desprotección policial, principalmente en los barrios populares,
los habitantes de la ciudad han optado por criar perros para proteger sus
propiedades y alertar a los vecinos de posibles robos y asaltos. Lima es una
ciudad desprotegida y eso se demuestra con los perros. Pero, esta solución popular generó a su vez, otro
problema, los perros contribuyen a la falta de higiene en la ciudad. Se
alimentan de las basuras del vecindario, dejan sus excrementos y orinas en
cualquier lugar (principalmente en las puertas de las casas) y en muchos casos,
atacan a los transeúntes. Mientras tanto, se sigue esperando una legislación
que reglamente la tenencia de mascotas. Y si existe, la mayoría no la conocen y
muy pocos la cumplen.
Y en el segundo texto de 1919
Elguera indicó que “Otra plaga de Lima son los gatos techeros...Estos felinos
se reproducen abundantemente y viven en los techos planos de todas las
casas...La calidad y estructura de las habitaciones, la falta de lluvias y la
superficie terrosa que cubre las fincas ofrecen excelente y cómodo albergue a
esos egoístas y escandalosos mamíferos...Las noches, principalmente las de
luna, parecen tempestuosas por los ruidos, golpes y estremecimientos que
producen los gatos”. El apelativo de
“limeño comegato” fue muy popular en nuestra ciudad durante todo el siglo XX. Hace
referencia directa a la abundancia de estos animales que se alimentan en las
cocinas desprotegidas y que se “divierten” persiguiendo a los roedores
(pericotes, ratones y ratas) que también son abundantes en nuestra ciudad. Por
ello, muchos habitantes de Lima optan por un gato frente a la ausencia total de
un plan de eliminar estos roedores. En Lima, los animales hacen lo que los
alcaldes no pueden hacer: proteger a los vecinos.
* Historiador. Docente en la UNMSM.
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